Parece que el tiempo se ha detenido en Alghero y que uno vive en otra época. Un lugar encantador con calles y edificios de piedra, sin retocar, originales, auténticas obras de arte llenas de historia con mucha vida.
Los pájaros casi no usan sus alas para poder volar – confían en el viento y se dejan llevar por él.
Creo que hay pocos lugares del mundo donde se pueden contemplar todos los tonos de verde a la vez y tan de cerca – Bosa, una pequeña ciudad cercana, es uno de ellos. Con montañas gigantes que protegen el mar y ven su reflejo en la transparencia del agua. Durante el camino de ida pensé ” …que tonta fui y por qué no he alquilado un coche…” pero de vuelta me dije ” …menos mal que he cogido el autobús …” porque sería casi imposible concentrarme en la carretera y un pecado no dejar a los ojos ver los paisajes tan espectaculares.
Aunque solo visité una pequeña porción de la isla, Cerdeña es un sitio para regresar de nuevo – viajar por toda la isla sería toda una aventura.
El mar allí es increiblemente tranquila – sobre todo al atardecer, parecería que uno pudiera andar sobre su superficie.
Agua – una de las canciones que cantaban unos estudiantes en el autobús en un momento tan propicio.
” L’eau parle sans cesse et jamais ne se répète.” (Octavio Paz)